miércoles, 27 de enero de 2016

Sobre autobuses y otros medios de tortura psicológica.

Solo hay dos posturas posibles ante el transporte público: A favor o en contra. Puede parecer una verdad evidente, de Perogrullo, pero no lo es. Si un vecino pregunta a los gobernantes de éste o de cualquier otro Ayuntamiento, la respuesta siempre será la misma: A favor. Pero, mienten.
Si mantienes un transporte público insuficiente e inútil, estás gastando dinero público en guardar las apariencias, no en dar un servicio a las vecinas y vecinos de tu ciudad. Si das oferta en función de la demanda, parece que haces lo correcto, pero realmente favoreces el transporte privado que es caro, acaba siendo ineficaz y es medioambientalmente insostenible.
Intentas ir en autobús de la segunda fase a la primera. No puedes, no hay línea. O coges el coche o vas a pie. Nuestro carril bici, por las aceras, está diseñado para el ocio, no para la movilidad. Moverse por Tres Cantos en autobús es siempre un problema, hacerlo los fines de semana es heroico.
Te levantas para ir a Madrid al trabajo. No sabes cuándo va a llegar el autobús. Si vas a Madrid directamente, pillarás el mismo atasco que los coches, no hay “Bus vao” o carril sólo bus. Si vas a la Estación es casi seguro que verás irse el tren por la ventanilla. No van sincronizados, no es casual. El autobús y el tren son competidores. Si no los obligas, procuran fastidiarse el uno al otro. Si el transporte público no soluciona tu problema, no te animarás a ser usuario, salvo que no tengas más remedio. No progresa la demanda, excusa perfecta para disminuir la oferta. En los últimos años el transporte público ha empeorado. Menos líneas y menos frecuencia. El tren se mantiene, pero no mejora por falta de demanda.
¿Hay solución? ¡Claro! Si mejoramos la oferta, si mejoramos el servicio, si lo convertimos en una alternativa realmente útil para la movilidad de los vecinos, todos lo utilizaremos más. Aumentará la demanda de forma exponencial. ¿Cómo lo hacemos? Con dinero. Incrementando la partida presupuestaria destinada al transporte y la movilidad. Lamentablemente los presupuestos del 2016 ya están ratificados, con los votos de PP y Cs (sin esos dos votos de Cs, no se hubiesen aprobado). Es en los Presupuestos anuales donde se marca la política de un Ayuntamiento, donde se prioriza si gastamos nuestros impuestos en más autobuses o en más tulipanes. Ahora mismo dedicamos mucho más dinero a césped y flores que al transporte.
Busquemos también soluciones imaginativas - por ejemplo enlazar el autobús con el metro en Fuencarral - o mejoras en la gestión - sincronizar bus y tren - o lanzaderas para enlaces rápidos. Entretanto, diseñemos el sistema de transporte que realmente necesitamos. Y, presionemos. Si envías quejas, no lo solucionas, pero dotas de razones a la oposición para que forcemos cambios de calado. El PP gobierna en minoría con sus 9 concejales; los 12 restantes de común acuerdo, podemos decidir. En vuestra mano está una parte de la solución. Nosotros, desde Ganemos, haremos todo lo que podamos. E intentaremos ponernos de acuerdo con los demás, para llevar a cabo las demandas vecinales.
Otro día hablaremos de las falsas soluciones. Está demostrado que más carriles de autovía (más oferta al transporte privado) genera más demanda. Más atascos, más gasto, más humos. Conexiones medioambientalmente complicadas, pueden devenir en incorporar a la M-607 automóviles de otras vías aún más congestionadas que la nuestra. No hay soluciones mágicas, pero hay que buscar las mejores, las más razonables. Cuando de verdad acabe la crisis las miles de viviendas en Colmenar y
más allá, las miles del Nuevo Tres Cantos y las de los Pau (Montecarmelo y Tres Olivos), van a duplicar el número de usuarios potenciales del transporte. Serán viajeros de un servicio público útil y de calidad. O de unas carreteras caóticas en las que gastemos media jornada y medio jornal. Tú decides.

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